El asunto de los nombres de las pinturas es que, una vez que le das un nombre, le metiste, inadvertidamente una historia. Lo querás o no.
![\"Los](\"https://cloud.squirrly.co/images/7dfc8/La-mirada-del-raton.jpg\")
Los nombres de las pinturas son sumamente importantes o completamente intrascendentes… ¿A qué voy con esta contradicción? Pensemos en una pintura conocidísima… El Grito, del pintor noruego Edvard Munch y juguemos un rato…
![\"los](\"https://cloud.squirrly.co/images/7dfc8/580px-Edvard_Munch_1893_The_Scream_oil_tempera_and_pastel_on_cardboard_91_x_73_cm_National_Gallery_of_Norway.jpg\")
La poderosa imagen que ha llegado a ser tan común para nosotros que hasta emoticón tiene en el diario WhatsApp, nos cuenta el dramático relato de un grito. Un grito que no sabemos porqué fue. Un grito que sólo nos remonta a un momento que parece ser terrible, brutal.
Y sin embargo, ¿Qué pasaría si \”El Grito\” de Munch se hubiése llamado \”El gato se comió el pastel de bodas\”?
¡El gato se comió el pastel de bodas! ¡Oh no! Y entonces podríamos ponerle detrás que el que grita es el hermano de la novia… ¡O! Mejor aún, el organizador de bodas. Es la mañana de la boda, vienen los invitados ahi nomás….
Si te abres lo suficiente a ver la misma obra con diferente nombre te darás cuenta de que, no sólo se ve distinta y observas detalles que de repente no habías contemplado. Podrás ver cómo tu percepción cambia frente a tus ojos.
El asunto es que el arte es comunicación. Los nombres de las pinturas son historias por si mismas.
Los significados nos cuentan historias. Las historias que nos creemos, que aprendemos, que incorporamos a nuestras vidas.
Y el rollo es que, yo como artista, no sé, en buena lid, qué te estoy contando. Y lo más simpático de todo, es que con frecuencia, tampoco lo sabes tu.
Sentimos cosas. Nos comunicamos en una dimensión sin palabras, sin ruido. Los sonidos del silencio en el arte son quizás los verdaderos motivos por los que el arte nos mueve tanto.
Definir en palabras las pinturas que pasan a través de mi es encerrarlas en significados que no sé si tienen, porque, en el silencio, las palabras son vanas. No tienen sentido.
Quisiera liberar la mente de quien las observa, soltarla a ver lo que le de la gana ver. Y sin embargo, ¡Wow! ¡Ojo la trampa del ego acá! Porque entonces creo que el mensaje no puede venir en palabras…
(Interesante esto de escribir pensamientos, es como un juego de ping pong con el teclado y la Mente que lo Es todo. )
Pues bueno, entonces si. Los nombres de las pinturas tienen el significado que les queramos dar al final. Lo que une la percepción, al final es lo que lo maneja Todo.
Pienso en el Grito de Munch, y me doy cuenta de que por mucho que abra la mente, nunca podrá ésta imaginar todas las conexiones que hicieron, en el tiempo/espacio y en mis neuronas, que Edward Munch y no otro estuviera acá y ahora en mi mente contando la historia de la boda de su hermana. (Eso último es mentira… broma, broma…)
La mente no vive en el tiempo. El tiempo es una ilusión. Como los nombres de las pinturas… como las pinturas y todo lo demás.
El tiempo es aqui. El lugar es ahora.