Esta mañana, estaba reflexionando sobre lo que realmente estoy enseñando a estas personas y al universo sobre la creatividad. Creo que la creatividad está hecha de atención al momento presente y de no juzgar nada de lo que haces; no juzgar permite que se produzca la Comunicación Real. Permite que el Silencio enseñe Su mensaje.
No hay palabras, dibujos, colores ni formas, ya que no significan nada, sólo imágenes. Sin embargo, la Comunicación lo es todo. La creatividad honesta procedente del silencio real te guiará, te inspirará y te hará sonreír. Es un espacio eterno de libertad.
La creatividad es la máxima libertad, un lugar donde puedes jugar y divertirte sin fin. Y eso es todo.
Olga no tiene nada que añadir.
Permítete elevarte a un estado desprovisto de propósito o dirección personal, evitando las interferencias del pasado y el parloteo mental; escucha la música, escucha el libro, la lluvia o los coches que pasan. Permite el proceso interminable de rendirte a lo que surja. Concentra tu mente en otra cosa. Y deja que ocurra.
Sigue un rastro, escucha la música, una melodía de guitarra, una voz cantarina, y adéntrate en composiciones complejas para apoderarte de tu mente. Deja que la pintura fluya profundamente en el papel; ríndete a los colores, juega con ellos. Quítale toda solemnidad. Tú no eres el pintor; sólo eres una herramienta que la Vida utiliza para enseñarte infinitamente sobre la Belleza y la Libertad. Déjalo Ser. Es Amor.
Entonces, ¿debo decir que estoy aquí para enseñar a la gente a volver a ser niños? Es increíblemente presuntuoso, ¿no?
No, no es eso.
No están volviendo atrás; están iniciando un camino para ver la Vida por primera vez en cada atisbo. Permanece en el momento presente para no perderte el impresionante espectáculo del aquí y ahora. El sonido de la guitarra, la textura del metal oxidado, el milagro del color dondequiera que se encuentre. Aquí y Ahora. Y deja que el cuerpo actúe como lo hace. Entrégate. Sin juicios, sin interpretaciones: Déjalo Ser.
Ábrete a una visión diferente que salga de tus manos y percepciones. Estás en tu mente, y cuando te rindes, la Vida se muestra en una asombrosa celebración de alegría.
Hablar sobre Un Curso de Milagros siempre me causa algo de incomodidad. Resisto profundamente la idea de convencer a alguien de que lo que creo es la verdad. Sin embargo, en mi vida, escribir y un Curso de Milagros son dos constantes y siento la necesidad de unir ambas en este antiguo instrumento al que llamamos «blog».
«El Terapeuta» 60×60 (Colección Personal)
Introducción a este blog: Hablar de un Curso de Milagros.
Hola,
Este no es un blog hecho para ser leído. Está para ser escrito… En mi universo, obviamente. En ése universo también, ya casi nadie «lee». Sin embargo, si estás leyendo esto, será por algo ¿no? Tal vez.
Por mi lado, escribir o hablar de Un Curso de Milagros siempre me aclara las ideas, ay aprendo/recuerdo muchísimo de qué se trata todo éste juego de espejos.
Ahí te la dejo. Te doy la bienvenida y mi gratitud infinita por abrirte a ver una interpretación más de Un Curso de Milagros. En su nueva edición.
Percepción Canva Hexagonal
¿Quién soy para hablar de Un Curso de Milagros?
Nadie en realidad. O eso creo. ¡qué sé yo!
Mi nombre es Olga Sáenz. Me gusta que me digan O.
O. es un recordatorio de alguna manera. Me recuerda que en mi más íntima realidad soy un cero que puede ir en cualquier lado del punto; me recuerda que estoy acá para ser útil y no para servirle a un pensamiento que dice que soy un ser individual y separado. Y que además, soy el centro de todo lo que percibo.
Yo soy un círculo que siempre vuelve a pasar por los mismos lugares, una espiral que no sabe si va para dentro o para afuera. Un movimiento infinito que cree que es el paisaje lo que se mueve. Como personaje, puedo contarle un montón de historias sobre esta identidad. Historias útiles que me sirven para recordar. Historias que pueden ser herramientas o armas para genocidas. En buena lid no existo, ni como una partícula de polvo tirada en un hoyo negro. En cien años ni siquiera seré un recuerdo.
Mi trabajo consiste en encender el faro, en abrir la puerta, en tirarme de panza y ser el puente. Eso es lo que creo que soy en realidad. Un cero, que puede ser útil, pero que, por si mismo no tiene valor alguno.
La historia que te puedo contar del personaje no existe tampoco más que en las fantasías a las que yo llamo recuerdos. Soy una estudiante de primero de primaria, de kinder, tal vez de maternal. No sé nada. Nunca sé nada. Ni siquiera sé lo que en serio SÉ, porque no lo recuerdo.
Flores 50×100 cm
Y a partir de esa conciencia de vacío absoluto, pretendo comentar Un Curso de Milagros. Y comienzo de una. No sigo ni un orden ni un patrón. Abro la aplicación, el libro, el audiolibro y lo que sea que salga lo comento. Acá sigo ciegamente las instrucciones de mi Voz Interna. (Si, si usted es estudiante del CM sabrá que es Espíritu Santo).
Estos comentarios los voy a basar en la Edición Completa y Anotada de Un Curso de Milagros. (El libro púrpura, o morado).
No he logrado aún encontrar la traducción completa en español. No sé si hay traducción todavía (¡Ojalá!). Sin embargo en el sitio de «Circle of Atonement» encontré esta traducción parcial:
Un Curso de Milagros es un clásico espiritual moderno. Dictado a la Dra. Helen Schucman por una voz interior entre 1965 y 1972, Un Curso de Milagros ha impactado profundamente las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, lo que muchos estudiantes no saben es que las notas manuscritas originales de Helen para el Curso −que permanecieron ocultas durante décadas− contienen aproximadamente 45.000 palabras que no están incluidas en la edición del Curso publicada en 1976.
Esta Edición Completa y Anotada (C&A) del Curso se basa en esas notas, intentando recuperar el mayor número posible de palabras originales y la mayor parte de la redacción original. También contiene extensas notas a pie de página que aclaran pasajes difíciles y, además, contiene un apéndice de 33 ensayos cameo que recogen las orientaciones que Helen Schucman y William Thetford recibieron sobre cómo debe aplicarse el Curso en situaciones cotidianas.
Estamos muy contentos de que la primera parte de esta edición del Curso pueda llegar ahora al mundo hispanohablante, que cuenta con un gran número de estudiantes de este camino pionero. Este proyecto no sería posible sin la dedicación y el esfuerzo incansable de nuestro equipo de voluntarios de traducción al español y de sus responsables, Carolina Alonso y Miguel Carrera. Estamos muy agradecidos a todos ellos por su entrega y el esmero con el que han acometido este proyecto. Sabemos que será un valioso recurso para generaciones de estudiantes de esta obra maestra espiritual.
¿Es Un Curso de Milagros un libro cristiano? ¿Religioso? Su terminología es sin duda judeocristiana. Es solemne, patriarcal. El que lo escribe tiene carácter masculino, y habla de Dios, del Espíritu Santo, de la expiación y del cielo. ¿Es entonces el Curso de Milagros un libro religioso?
Religion by Arcangelo Cascieri | Esta escultura, llamada Religión, resume la cuestión: El hombre hincado sobre una estrella, preguntando a lo Alto.
No creo que pueda dar una respuesta sencilla. Porque el Curso va más allá de un ramo de creencias y dogmas. Va más allá de cualquier etiqueta.
Y sin embargo…
Una anécdota que me sirve de ejemplo para comenzar es esta:
Una vez una persona cercana me pidió que le hablara del Curso. Encontraba que siendo la base tde tanto seminario y autor de autoayuda y similares, podía darle algo nuevo para rumiar. De repente, un camino, una forma de llegar a la Paz.
Él nació en una familia religiosa, de esas de hueso colorado. Testigos de algo. Fue comenzar a hablar, mencionar las palabras Dios, Espíritu Santo o cielo, y este chavalo salió corriendo como si hubiera visto su peor pesadilla.
Nunca lo logró con el curso. Y fue precisamente su terminología cristiana la barrera que lo aterrorizó y lo hizo rechazarlo de frente y costado.
Lo comprendo.
La más importante de las preguntas humanas
Y sin embargo, ésa barrera es quizás la más importante de sobrepasar. El cuestionamiento más profundo que un ser humano puede hacerse. La inevitable pregunta:
«¿Estoy solo, o formo parte de algo mucho más enorme que yo mismo?»
Es una pregunta base. Y depende de la respuesta que le des, tu vida puede ir hacia una u otra dirección.
Sin embargo, la respuesta es más que obvia: No, no estás sola, o solo.
No existe la soledad más que como estado mental.
Es imposible estar solo. Eres parte de miles de comunidades diferentes que ni sabés que existen. Y si querés que me vaya al extremo, digamos que formas parte de la comunidad de los 39 trillones de seres vivos que habitan tu cuerpo… Y ni siquiera sabes cuál de todos ellos eres.
Sos parte de la comunidad humana, parte de este fractal social en que nos vamos convirtiendo en grupos más y más pequeños. Pero nunca, bajo ninguna circunstancia, estas realmente sola o solo.
Parece que eres el centro de todo. 360 grados de percepción te lo confirman. Y un planeta redondo, donde todos los puntos son su centro, es lo hace parecer tan brutalmente evidente que duele. Crees que eres el protagonista de esta historia. La estrella de tu cuento.
Bájate de ahí: No es cierto.
Eres parte de todo. Somos colmena, hormiguero. Universo.
Entonces llegamos a la primera parada. ¿Podemos afirmar que no estamos solos?
Esa intro era necesaria solo para bajarte de una pedrada de la arrogancia de creer que estamos solos. La respuesta es NO.
¿Es Un Curso de Milagros un libro cristiano?
El cristianismo, en muchas de sus acepciones, se ha convertido en una corriente que amas o detestas. Raramente hallas términos medios.
O lo consideras irracional y absurdo o de plano prejuicioso y primitivo.
O bien es el camino que seguís, el camino del pastor de tu iglesia, el camino bíblico, el de la creencia que afirma que Jesús se sacrificó para que vos te salvaras.
Un Curso de Milagros es otra cosa.
Pero si querés que te defina lo más básico de Un Curso de Milagros desde esa perspectiva, la premisa es: cuestionalo todo, en todos los momentos.
Cuestioná Dios. El término, la idea, el concepto. Es una palabra, cuatro letras, las podés volver al revés, ponerlas en vertical, buscar cada una de las formas de decir la palabra. Sigue teniendo el significado que le das TÚ.
El rollo es que con frecuencia los significados están enterrados en los tanques sépticos del subconsciente, ocultos, oscuros, invisibilizados por el terror que nos causan.
Y Dios, si, es aterrorizante. A más niveles de los que imaginamos. Desde el papá de Jesús, Jesús mismo, Orus, o Zeus, sea dios un dictador invisible que gobierna el universo, o un signo de dólares que promete que si llegás a él, tendrás el cielo, todos asustan, molestan, inquietan… ¿Hay diferencia? Ninguna. Todos los dioses están hechos a imagen y semejanza de sus seguidores.
Cuestión de significados… ¿Viste?
Las mitologías siempre nos fallan. Son demasiado humanas para no fallar más temprano que tarde.
Las creencias teóricas, los tratados filosóficos, fallan. Las ideas religiosas se contradicen, se revelan absurdas, o manipuladas y manipuladoras. Más temprano que tarde, las teorías caen de sus pedestales y nos muestran cómo la luz se cuela por sus hoyos negros.
El Curso es otra cosa, y va más allá. Además te lo dice de frente:
Aprender este curso requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas. Ni uno solo debe quedar oculto y encubierto, pues ello pondría en peligro tu aprendizaje. Ninguna creencia es neutra. (Capítulo 24, 2 introducción)
No te tengo una respuesta definitiva. Solo el llamado a cuestionar lo que te detiene, lo que te asusta, lo que te choca.
Cuestiona lo que percibes, lo que sientes, lo que piensas. Sólo de esa manera vas a llegar a Lo Real. Lo único que vale la pena en serio encontrar.
¿Te joden las palabras jesús, cristo, dios, espíritu, santidad, pecado, y similares? ¿O te resulta inapropiado que emplee el término «joder» en la misma interrogante que todas estas?
¿Para qué te jode? ¿Qué defendés? o ¿De qué te defendés?
Si te atrevés a hacerte las preguntas siquiera, de repente el Curso te puede dar respuestas.
¿Es Un Curso de Milagros un libro cristiano? Esa respuesta no te la puedo dar yo.
Solo puedes experimentarlo y darte a ti misma o a ti mismo, la respuesta.
¿Por qué estudio Un Curso de Milagros? ¿De qué se trata? Un Curso de Milagros es un libro, un camino espiritual, un punto de vista, una decisión cotidiana y un manual de herramientas.
No siempre he estado de acuerdo con todo lo que propone, sin embargo, con el paso de los años, el Curso me ha dado más fortaleza, fe y paz que cualquier otra cosa en éste caos de mundo.
¿Mono soñando que es dios, dios soñando que es mono? No creo que podamos saber jamás la respuesta, más allá de la experiencia que percibimos desde una u otra esquina de la conciencia.
Stoned Ape – Colección Privada.
Tengo la buena fortuna de vivir al lado de un bosque tropical nuboso en Monteverde, Costa Rica. Y probablemente los monos capuchinos de la zona son mis visitantes más constantes.
Me encanta verlos, y de cuánto en vez, voluntaria, o involuntariamente les he dado fruta. Y entonces vuelven y vuelven.
Hoy los estuve observando largamente. Por un lado desde la inevitable pintora, y por el otro, desde la filósofa que busca en su mirada nerviosa y pequeña las respuestas a las dos únicas preguntas importantes. «¿Qué soy? y ¿Qué es Dios?»
¿Soy un mono soñando que es Dios? ¿O un dios, soñando que es mono?
El asunto acá es que le pago demasiado homenaje al Sapiens, esta definición en la que somos medio monos y medio dioses y con la que consolamos todos los misterios.
Sapiens es eso ¿verdad? Cómo una cantina en la mitad de un cruce. Puedo elegir al mono, o puedo elegir al dios. Quizás ésa sea la única prerrogativa de nuestro diminuto y poderoso libre albedrío.
Si elijo al mono, entro en la persistente ilusión del tiempo.
Si juego al dios,…¡Oh! Esa no es una decisión. Porque «dios» es al fin, el puto misterio de la conciencia.
La única decisión que tomo -más frecuentemente de lo que me gustaría admitir- es olvidarme del Todo que soy para concentrarme en la pequeña expresión de un mono. El dios no es perceptual. Lo que analiza esto es el mono, siempre buscando eternidades donde no se le han perdido.
Digo el «dios» como decir «papaya» o «pluma» «o número dos». Es un término para definir el misterio que no entiendo, pero que está ahi, inevitable. Soy consciente. No hay forma de evitar ésta dura pregunta. Existo y percibo.
El asunto es que percibo hasta el pensamiento que dice que percibo.
El asunto es que no sé si alguna vez pienso algo, o siento algo desde el misterio de mi conciencia.
Veo esto… ¿Quién? ¿Quién ve?
El cuerpo… El cuerpo ve. No, el cuerpo transmite la imagen. Yo la percibo… ¿Qué putas es «yo»?
Como una borracha bebiendo inconsciencia me percibo haciéndome preguntas, buscando verdades. (Sólo describo acá cómo se mueve la conciencia.) A lo Amelie, no puedo evitar imaginar a Ipathia, a Platón, a Jesús y a Buda descubriendo esta misma verdad: «No tengo idea de lo que soy. Ni idea.»
Y no tengo idea de con qué me comunico. Ni idea. Le llamo dios. Como decir papaya. Da igual el nombre. Me comunico con algo, siempre. Inevitablemente. Percibo y me comunico.
¿Percibo que me comunico? No lo sé tampoco.
Perezoso – a la venta
No puedo definir la verdadera comunicación. Se conecta, es una experiencia. La comunicación es ilusoria también.
Más allá de la comunicación hay algo. Hay todo. Más allá está el misterio. Lo «otro» que existe y que no sé qué es.
¿Siento reverencia ante éso «otro»? No lo sé. El CM me dice que sentirla es obvio. Pero como puedo reverenciar lo que no sé qué es?
Ayer leí algo que me tocó: El escéptico se lee todos los libros y aún así duda de todo. El religioso se lee un sólo libro y no pone nada en duda.
Me hace gracia, porque me puedo poner en ambas perspectivas, y ambas tienen razón.
Si pienso en el Curso (Ese único» libro que vino a responder a casi todas mis verdaderas preguntas), la experiencia del Curso -que no es en si un momento pirotécnico- es una solución permanente, un verdadero «lavar de pecados» incomprensible e inefable.
El resultado permanente del perdón que define a Un Curso de Milagros hace que, de alguna manera, no pueda ponerlo en duda. La experiencia inefable de que estás en Paz con algo con lo que en algún momento tuviste una guerra dramática y violenta… ¿Esa? no la puedo ni negar, ni dudar. Lo vivo, Permanentemente.
Ante todo porque exista o no «Lo Otro», seamos un fenómeno bioquímico separado de todo (Hasta escribirlo me suena TAN primitivo), seamos por fin, un mono soñando que es dios, la experiencia de vivir está presente. Incomprensiblemente.
Y no tiene la menor importancia, quién sueña esta vaina porque Pink Floyd, en su concierto Pulse, en 1994, es absolutamente impresionante. 🙂
Al final, el habla no tiene nada más que decirnos: investigamos el silencio, porque es el silencio el que habla ~Pierre Macherey.
No soy una persona religiosa. Mi madre me llevaba al cine en vez de a misa. Y me alegré mucho por ello.
Sin embargo, desde una edad temprana, he estado luchando con la misma cosa común que ha tenido civilizaciones enteras de rodillas: El silencio humano interior. Un reino que vive allí, inocente, imparcial, inexplicable. Tan sutil y trascendente que los humanos han creado enormes sistemas para explicarlo, gigantescos edificios externos y arte que nos prometen llevarnos allí, al Silencio Supremo. A veces con éxito, a veces simplemente nos llevan a \«Nuestra versión de…\» como hacen a veces las drogas. E incluso el sexo.
Ni siquiera sabemos que anhelamos el silencio. El silencio en estos días tiene una fuerte relación con el aburrimiento, y lo que es peor, un cementerio, la muerte.
Sin embargo, el Silencio Supremo, cuando lo encontramos, ya sea en el asombro, en el amor o en la meditación, lejos de ser una tumba, nos da una inexplicable sensación de profunda comprensión, de insondable compañía. Es difícil definir lo indefinible.
Y esta fantástica cita que encontré ayer en el lugar más inesperado, me dio una pista sobre mi resistencia a la «redacción sagrada» en ACIM y a la palabra misma: Dios.
Al final, el habla no tiene nada más que decirnos: investigamos el silencio, porque es el silencio el que habla ~Pierre Macherey.
Se trata de significados. ¿Verdad que sí?
Le damos a «Dios» un significado tan pesado que nos choca hasta con tres miserables letras. Cuatro en español. En realidad, en la mayoría de las lenguas del mundo, la divinidad se describe con una palabra corta. Especialmente en las religiones monoteístas. Puede ver toda la colección aquí: https://www.indifferentlanguages.com/words/god
Todo gira en torno al significado. Por supuesto.
He dado todo el significado a esas tres letras juntas en ese orden.
Esta pequeña palabra ha puesto de rodillas a emperadores y genios. Por todo el espacio y el tiempo.
Si sus egos fueron puestos a prueba, ¿cómo no va a ser aplastado el mío bajo milenios de condiciones y leyes a su alrededor? ¿Cómo podemos nosotros, en nuestras pequeñas identidades temporales y cuerpos encapsulados en el tiempo, no vernos amenazados por lo único que no podemos evitar nunca? El silencio.
El silencio lo hace todo posible en la mente. Hace que la percepción del tiempo no quede aplastada bajo un único momento: Si la música no tuviera silencio, sería un gran lío. Es en el Silencio donde encontramos nuestro espejo Real y no nuestras proyecciones. En el silencio encontramos concentración, atención, relajación, descanso.
Desde mi punto de vista, siendo un estudiante de ACIM desde hace décadas, aborda un misterio que las religiones ponen fuera de hacer que el infinito encaje en los códigos humanos y pequeños pensamientos.
Hemos dado un significado a ese Misterio. Un significado tan fuerte que ha creado reacciones de todo tipo, la más común buscando, o bien explicarlo, o bien negarlo.
Probablemente ambas reacciones sean las mismas: miedo absoluto.
Miedo absoluto a lo que no podemos explicar, definir ni comprender. Miedo absoluto a lo que tememos ser de verdad.
En Oriente lo sabían desde hace mucho tiempo. En Occidente, la ciencia hizo por primera vez un experimento y pudo ver por fin un personaje importante en el juego de la percepción… «¡OMG! ¡Hay un perceptor!».
La idea del perceptor, del observador desconocido, es la última frontera. El que está ahí para liberarnos. La última puerta al Silencio interior, ignorado pero siempre presente.
El que no sigue las reglas. Cualquier regla.
El perceptor imperceptible.
Lo que percibe al perceptor pero es en sí mismo imperceptible
El que somos detrás de todos nuestros nombres, etiquetas y máscaras, sin tiempo, edad ni género.
La meditación seria lo sabe. Cualquiera que disfrute de la soledad lo sabe.
Hay algo en ello. Hay una hermosa sensación en la Presencia. Una sensación de pertenencia que no reacciona al «aire libre». Ni siquiera es una percepción, es tan sutil que sólo podría llamarla experiencia de ello.
Si sacamos la palabra «dios» de la percepción y nos fijamos en el Silencio interior. Si sacamos las letras «G. O. y D.» de todo significado y forma.
Sopla los significados, todos los significados. Y quédate ahí. En el Contenido estamos. Sin forma, sin edad, sin tiempo, sin espacio.
No somos identidades, no somos «seres». Somos la experiencia informe de la vida misma.